EL GOBIERNO DE UN TERCIO

Se vislumbran elecciones en el horizonte de la política vasca. Sin embargo, el lehendakari, el único que puede convocarlas, se resiste a hacerlo, en contra de lo que le demandan dos tercios del Parlamento y la mayor parte de la opinión publicada. La ciudadanía, atemorizada por la cruda situación económica, ya no espera iniciativas de calado de este Gobierno, y observa perpleja la absurda prolongación de una legislatura agotada.

“No es tiempo de elecciones, sino de soluciones ante la crisis”: ese es el mensaje del lehendakari y su partido. No consigo entender por qué elecciones y soluciones son conceptos incompatibles, cuando, hoy aquí, constituyen un binomio inseparable. Tras el fracaso del acuerdo PSE-PP, que ha dejado al lehendakari y su Gobierno en insólita minoría –ni en votos ni en escaños son el primer grupo del Parlamento–, las elecciones son necesarias precisamente para que la política aporte soluciones. No hay soluciones sin elecciones.

Dada la gravedad de la situación económica y los retos de la reconstrucción de la convivencia y del desarrollo del autogobierno, hace falta un Gobierno eficaz. El país necesita, hoy más que nunca, un Gobierno sólido y estable, con iniciativa y liderazgo social y político, que dialogue fluidamente con el resto de las instituciones, capaz de adquirir compromisos y garantizar su cumplimiento, así como de tejer los consensos necesarios para el desarrollo legislativo. El Gobierno de López está sideralmente lejos de reunir estas características, y no cabe esperar milagros (el último ejemplo es el de la Ley de Juventud). De ahí que las elecciones sean condición necesaria, aunque no suficiente, para que la acción de gobierno sea útil en la búsqueda y desarrollo de soluciones.

Obviamente, la decisión de adelantar o no las elecciones compete al lehendakari. Pero, precisamente porque suya es la decisión, suya será la responsabilidad de la crispación política y deterioro institucional que previsiblemente acarrean el retraso electoral y el mantenimiento de un Gobierno débil. Carecen de credibilidad las retóricas apelaciones a la responsabilidad dirigidas a terceros en nombre de un supuesto “interés general”, que en realidad ocultan un mero interés partidista. Casi da pudor recordar, por obvio, que en democracia no se puede gobernar enfrentado a la mayoría.

Lo sucedido me trae a la memoria la ruptura –también estruendosa– hace 10 años del pacto del PSE de Elorza con el PP de San Gil en el Ayuntamiento de Donostia con la excusa de Auditz Akular (por cierto, aún sin construirse). Esta vez ha sido el PP el que se ha adelantado a romper el pacto, pero ambos partidos compartían el mismo propósito. Eguiguren lo anticipó hace dos meses en una entrevista en DV: “hay que romper ya el pacto con el PP, perdemos votos los dos”. Donde Eguiguren reconocía interés electoral de partido, el lehendakari habla de interés de país. Creo que todos tenemos la madurez democrática suficiente para entender que un tercio del Parlamento no es quién para determinar cuál es el interés del país, y menos aún contra el criterio de los otros dos tercios. Parece que los socialistas quieren ganar tiempo para que su electorado potencial se olvide de que llegaron a Ajuria-enea y se han mantenido en el Gobierno gracias a un legítimo acuerdo con el PP, no porque ganaran las elecciones. Perdieron las elecciones y ganaron el Gobierno. Parece claro que el interés partidario del PSE-EE se está imponiendo sobre el interés general del país.

Argumentan los socialistas que no es extraño que se gobierne en minoría. “No es la primera vez, ya lo hizo Ibarretxe”, repiten una y otra vez. Ocultan, sin embargo, una diferencia sustancial: todos los Gobiernos de Ibarretxe contaron con el apoyo del primer grupo de la Cámara, es decir de la minoría mayoritaria. El actual Gobierno no cuenta con la minoría mayoritaria del Parlamento, sino únicamente con la minoría minoritaria del segundo grupo de la Cámara, situado 5 escaños, 80.000 votos y 8% por debajo del primero, el PNV. En los 32 años de historia del Parlamento Vasco, jamás hasta hoy ha habido un Gobierno monocolor apoyado solo por el segundo grupo.

La situación económica del país es harto delicada: un endeudamiento aumentado sin cesar en el Gobierno en estos tres años; una recaudación a la baja que exige más ajustes; un desempleo casi 3 puntos por encima de la media europea, cuando en la década anterior estuvo por debajo. En estas circunstancias, el país no puede entrar en 2013 sin un presupuesto aprobado. Necesitamos desarrollar e innovar nuestro particular tejido productivo construido en las últimas décadas, y necesitamos repensar y acordar nuestra sociedad del futuro para sostener lo esencial de nuestro bienestar. Hacerlo es precisamente la mejor garantía de autogobierno así como del mantenimiento del modelo Euskadi, modelo del que pretenden apropiarse en exclusiva los socialistas, cuando es consecuencia directa del autogobierno, del Concierto, de la gestión de los sucesivos Gobiernos e instituciones de las tres últimas décadas liderados por el nacionalismo institucional, de la apuesta por un modelo propio de crecimiento económico, de las transferencias y fondos conseguidos en las negociaciones presupuestarias en Madrid, del compromiso de los empresarios, agentes sociales y trabajadores.

Por último, un tema no menor: la legitimidad de la institución del lehendakari y del Gobierno, legitimidad derivada de la mayoría parlamentaria que representaba la suma PSE-PP, ha quebrado, se ha evaporado con la ruptura de la alianza del segundo y tercer partido. Finiquitada la alianza, cada día que se demora el anuncio del adelanto electoral no hace sino engrosar una anomalía democrática.

Parece que no siempre se cumple la máxima de que cada país tiene el Gobierno que se merece, porque ¿alguien piensa de verdad que el Gobierno de un tercio es el que desea la mayoría de este país y el que necesitamos en este momento tan difícil y complejo?

 

El Correo – El Diario Vasco: 2012-06-14
Partekatu - Comparte:
  • Print
  • Add to favorites
  • del.icio.us
  • Facebook
  • Twitter
  • Google Bookmarks

Acerca de Patxi Baztarrika

Patxi Baztarrika Galparsoro (Ataun, 1958). Filosofia eta Hezkuntza Zientzietan lizentziatua UPV-Euskal Herriko Unibertsitatean. 2005etik 2009ra eta 2012tik 2016ra, Eusko Jaurlaritzako Hizkuntza Politikarako sailburuordea. NPLDko presidentea 2015-2017ko tartean. Lehenago, eta gaur egun, Andoaingo Udaleko Euskara Zerbitzuaren arduraduna teknikari lanetan. Besteak beste, 'Babeli gorazarre' liburuaren egilea (2010).
Esta entrada fue publicada en Idatziak-Articulos. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.