Como todos los años, también este 3 de diciembre hemos celebrado el Día Internacional del Euskera. Pero en esta ocasión, el banquete anual del euskera nos ha deparado ‘manjares’ que en ediciones anteriores no habíamos degustado. Este año, hemos proyectado a la sociedad una unidad y un consenso social y político mayor que en años precedentes. Ha sido así gracias a la actitud de mucha gente; especialmente, gracias a las más de quinientas personas y muy diversas organizaciones ampliamente conocidas en la sociedad vasca. Muchas gracias a todos.
Y vaya mi reconocimiento a todas las instituciones y organismos que integran HAKOBA (Comisión para la Coordinación de las Administraciones Públicas en materia de política lingüística).
Estamos contentos, sobre todo por haber comprobado con cuánta gente, con cuántos agentes compartimos esa alegría, personas y agentes de los más diferentes ámbitos, de todas las tendencias políticas (en este caso, cabe decir ‘todas’, en lo que a tendencias políticas se refiere, porque se ha dado cita la totalidad de los partidos políticos). Enhorabuena a todos.
Lejos de conformarnos con predicarlos, nos hemos propuesto practicar el acuerdo y la colaboración —acuerdo y colaboración más necesarios para el euskera que cualquier pretendidamente redonda e indiscutible razón—. Y hemos querido poner nuestro grano de arena para ir más allá en esa práctica. Así como no hay receta más efectiva para fortalecer el euskera que ‘usarlo y usarlo’, tampoco existe actitud más eficaz para reforzar el consenso social y político que ‘practicarlo y practicarlo’.
Cualquiera sabe que una iniciativa así no se improvisa. También esta tiene su pequeña historia. La primera Declaración institucional unitaria para el Día del Euskera fue la elaborada en 2007, por mediación de HAKOBA (Comisión para la Coordinación de las Administraciones Públicas en materia de política lingüística), de la mano del Gobierno Vasco, las tres diputaciones forales, los ayuntamientos de las tres capitales y EUDEL. El acto institucional central venía siendo convocado y organizado por el Gobierno Vasco. El año pasado, no obstante, propusimos a HAKOBA que, además de la Declaración, también fuera unitaria la convocatoria del acto institucional, acto que, convocado por el Gobierno Vasco, las tres diputaciones forales, los ayuntamientos de las tres capitales y EUDEL, tuvo lugar en San Sebastián, concretamente en Tabakalera. Recuerdo que, al realizar la valoración del acto institucional del Día del Euskera de 2015 en el Consejo de Dirección de la Viceconsejería de Política Lingüística, decidimos que “tenemos que dar, sí o sí, con la forma de que el Día del Euskera de 2016 sea aún más plural y participativo”.
En enero de 2016 dimos un paso importante: presentamos públicamente en San Telmo, San Sebastián, el Txantxangorri del Euskera (símbolo que invita y ofrece un espacio para usar el euskera). En aquella presentación hicieron suyo el Txantxangorri los poderes públicos (el Gobierno Vasco, las tres diputaciones forales, los ayuntamientos de las tres capitales y EUDEL) y cien representantes de la sociedad, muy diversas personas conocidas y organismos, incluidas diferentes asociaciones sociales vinculadas con el euskera (euskalgintza social). Un mes después, en febrero, dimos otro paso importante: en un acto organizado por la Diputación Foral de Bizkaia, presentamos el Txantxangorri del Euskera en el palacio Euskalduna de Bilbao, acto en el que alrededor de cien representantes de la sociedad vizcaína hicieron suyo el mensaje del Txantxangorri.
Eran, afortunadamente, cada vez más las dinámicas unitarias que se ponían en práctica, y todos los miembros de HAKOBA coincidían en la voluntad de fortalecer esa dinámica.
En primavera, propusimos a las redes de euskaltegis que hicieran suyos la imagen y mensaje del Txantxangorri. Recuerdo la reunión que, en Bilbao, en Gran Vía, celebramos, no recuerdo en qué mes, Jokin Azkue, Joseba Erkizia y yo mismo, en representación de la Viceconsejería de Política Lingüística del Gobierno Vasco y HABE, con representantes de todos los euskaltegis. En aquella reunión, como en otras muchas ocasiones, dialogamos, en agradable y enriquecedor coloquio, y en una leal atmósfera de colaboración, acerca del mensaje e imagen del Txantxangorri, de la cooperación entre las instituciones y las organizaciones sociales vinculadas al euskera, de la labor de los euskaltegis, de la política lingüística y de otras muchas cuestiones. Allí decidimos realizar conjuntamente la campaña de matriculación de verano de 2016, de la mano del Txantxangorri del Euskera (y así lo hicimos). Y todos nos comprometimos a hacer los esfuerzos posibles para seguir abriendo puertas a las dinámicas colaborativas. Todas las personas allí reunidas, tanto las representantes de los euskaltegis como los miembros de la Viceconsejería de Política Lingüística, subrayábamos la necesidad de profundizar en la cooperación. “Llegará también el Día del Euskera…”, decíamos todos.
La primera decisión del Consejo de Dirección de la Viceconsejería de Política Lingüística al regreso de las vacaciones fue la de convocar una reunión de HAKOBA y llevar a la misma propuestas concretas para organizar el Día del Euskera de 2016. La decisión clave fue que los protagonistas del Día del Euskera del presente año debían ser el consenso y la activación en pro del euskera, y la propia sociedad en toda su amplitud. Adoptamos como lema la pregunta directa ‘¿Qué puedo hacer yo por el euskera?’, y resolvimos redactar una Declaración unitaria. Debía ser una Declaración que concitara el consenso de una amplia mayoría de la sociedad, no solo de los euskaltzales más fervientes, una declaración que marcara la línea de avance y fuera sentida como propia por una gran mayoría. La declaración pretendía recibir, antes de su publicación, la adhesión de las instituciones y de muy diversos organismos representativos y personas conocidas en la sociedad, así como de empresas, asociaciones y grupos de diferentes ámbitos. La Declaración y la convocatoria debían pertenecer a la sociedad, porque la sociedad debía ser la protagonista.
La práctica del consenso y la colaboración requiere ineludiblemente respetar al interlocutor o interlocutora y tomar en consideración sus límites. La Declaración ha sido redactada tratando de respetar tales principios. Como cabía esperar, hay quien la ha considerado tibia en algunos de sus extremos, mientras que otros habrían preferido introducir determinados matices en cuestiones que consideran ‘excesivas’. Pero los más de quinientos agentes que desde el primer momento han mostrado su adhesión han sabido que, para que un documento de consenso —y eso es la Declaración ‘¿Qué puedo hacer yo por el euskera?’— sea realmente tal, debe ser de todos y de nadie: unificador y sumatorio, y no discriminador o restrictivo. ¡Enhorabuena a los más de quinientos agentes que, siguiendo el lema ‘¿Qué puedo hacer yo por el euskera?’, antípoda de la pasividad, han suscrito la Declaración del Día del Euskera de 2016!
Uno de los días en que he visitado la Feria de Durango, un amigo me dijo algo que me gustó: “al Día del Euskera de este año deberíamos llamarlo “por primera vez””. Tiene razón mi amigo. En efecto, son bastantes las cosas que han sucedido este año por primera vez. Por primera vez han coincidido en una Declaración y en la convocatoria de un acto de estas características el Gobierno Vasco, las tres diputaciones forales, los ayuntamientos de las tres capitales, EUDEL y UEMA (la totalidad de instituciones y entidades que integran HAKOBA), y las Juntas Generales de los tres territorios históricos, el Parlamento Vasco y el Ararteko, la totalidad de los partidos políticos, todas las universidades, todas las redes de enseñanza, incluida la formación profesional, las empresas punteras que mayor espacio ofrecen al euskera, todas las asociaciones empresariales más representativas y la Confederación de Cooperativas, las entidades financieras principales que operan en Euskadi, los sectores del comercio, dos sindicatos, una gran diversidad de asociaciones, colegios profesionales y fundaciones, el sector de la cultura, escritores y escritoras, todo tipo de creadores y creadoras, una amplia representación de las entidades sociales vinculadas con el euskera (todos los euskaltegis, la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza, Labayru, Kontseilua, Topagunea, Soziolinguistika Klusterra, EIE, EIZIE, las principales editoriales y sus asociaciones, Elhuyar, UNESCO Etxea, UZEI, Bertsozale Elkartea, Gerediaga, puntuEus…), museos, la totalidad de los medios de comunicación, multitud de entidades deportivas (los cuatro clubes de fútbol de la primera división, balonmano, baloncesto y remo), la diáspora vasca, ciento dos deportistas y ochenta técnicos de fútbol. Por primera vez, ETB ha emitido en directo el acto central del 3 de diciembre. Por primera vez han tomado la palabra en dicho acto los más diversos representantes de la sociedad. Por primera vez se ha proyectado tan nítidamente el protagonismo de la sociedad, así como la colaboración entre los poderes públicos y los diversos agentes sociales, entre las Administraciones y la iniciativa social. Por primera vez han sido coincidentes en lo sustancial, sin perjuicio de algunos matices, la Declaración de la Comunidad Autónoma de Euskadi, que cuenta con la amplia adhesión social y política conocida, y la Declaración aprobada por el Gobierno y el Parlamento de la Comunidad Foral de Navarra. Por primera vez…
Ha sido algo grande, como grande fue —además de bonito, agradable y conmovedor— el propio acto del 3 de diciembre. Tuvo lugar en el Guggenheim, y es preciso agradecer la colaboración y actitud de sus responsables. No es posible dar más facilidades que las que proporcionó el museo. Ha sido importante mostrar al euskera vinculado al arte, a la creación cultural y a su consumo, a la modernidad. De la mano del Guggenheim, Koldobika Jauregi nos brindó la oportunidad de gozar de una preciosa performance. Nos ofreció una interpretación personal del Txantxangorri del Euskera, acompañado, en su parte final, por la música de Susana Cencillo y la bailarina Ane Anza. Koldobika ha interpretado el Txantxangorri del Euskera en un grabado que posteriormente ha serigrafiado. Y los sones del acordeón de Susana Cencillo guiaron el vuelo de Ane Anza, convertida en txantxangorri. Aukeran Dantza Konpainia, dirigida por Edu Muruamendiaraz, nos brindó el Agurra y su coreografía de la canción del Txantxangorri del Euskera, piezas a cual más bella. Y en la penetrante voz de Petti, disfrutamos emocionadamente del ‘Euskal Herri nerea’ de Lete. También la Feria de Durango se acercó al Guggenheim por medio de un vídeo; y vimos también un conmovedor documental con 15 maneras de dar alas al euskera. El nuevo consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, puso el colofón, con una disertación acerca de los compromisos que él mismo y el Gobierno Vasco adquieren respecto al euskera en respuesta a la pregunta ‘Qué puedo hacer yo por el euskera?’.
Al final, y también por primera vez, no hubo lunch, pero —y esto también por primera vez— sí hubo sentidos regalos: el póster de la interpretación del Txantxagorri del Euskera realizada por Koldobika Jauregi y un interesantísimo documental dirigido por Josu Venero e inspirado en episodios de la vida de Kirmen Uribe: ‘Gutariko azkena / El último de nosotros’.
La colaboración leal y el consenso social y político son el camino, el único camino eficaz para seguir revitalizando el euskera.