El pasado 3 de junio, en el Diario Vasco, se publicó una entrevista que me hizo la periodista Nerea Azurmendi. En la misma se recogen algunas breves reflexiones sobre la cuestión del plurilingüismo en el Estado español, así como sobre la preocupante y torticera manipulación de la cuestión lingüística que se viene practicando de manera creciente en diversas comunidades autónomas, siendo Navarra un ejemplo claro de la colección de exabruptos que solo conducen al enfrentamiento, la fractura y el debilitamiento (aún mayor) de la lengua socialmente débil, el euskera.
No es casualidad que en los cuarenta años de vigencia de la Constitución aún no se haya desarrollado el art. 3. 3 de la misma. Lejos de desarrollar tal precepto, estamos asistiendo a un proceso de loapización lingüística, que pretende erosionar el art. 3. 2 de la Constitución mediante legislación básica ad hoc (pretendida por Ciudadanos, por ejemplo) y determinadas resoluciones judiciales. Se percibe una corriente favorable a una inconstitucional LOAPA lingüística que eximiera a la Administración General del Estado y las instituciones centrales de las obligaciones constitucionales derivadas de la doble oficialidad lingüística, aunque una exención de esa naturaleza supondría vulnerar la Constitución, la legislación autonómica, de obligado cumplimiento también para dicha administración, y la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias, tratado internacional de obligado cumplimiento para todas las instituciones del Estado. En torno a estas cuestiones doy mi opinión en la entrevista.
La compleja cuestión del plurilingüismo sea, tal vez, el asunto en el que más se practica la intolerancia (en nombre de la tolerancia), se vulnera la Constitución (en nombre de la Constitución), se impone el hegemonismo de la lengua “común” al tiempo que se desprecia la “otra” lengua (en nombre de la igualdad y la libertad), se busca y valora la uniformización (en nombre del pluralismo)… un campo minado especialmente propicio para quienes buscan el enfrentamiento y se sienten “seguros” en la dialéctica del conflicto y la atalaya del poderoso. A mi modo de ver, es importante persistir en la exigencia de concordia y en la práctica del sentido común -a raudales- frente a tanta pirotecnia lingüística, que, no nos engañemos, es pirotecnia social que erosiona la convivencia.
Espero que la entrevista sea de tu interés.
http://www.diariovasco.com/sociedad/patxi-baztarrika-experto-20180603001127-ntvo.html