El NPLD y la Región de Friuli Venezia Giulia hemos organizado un seminario, que se ha llevado a cabo a lo largo del día de hoy, en la sede del Comité Europeo de las Regiones, para analizar el papel del plurilingüismo en el crecimiento económico y el empleo. Así, nos hemos interrogado sobre el papel de las lenguas regionales o minorizadas en las economías locales de Europa. Lo hemos hecho, además, desde una perspectiva muy concreta: la perspectiva de un plurilingüismo útil para el crecimiento económico y el empleo en las diversas regiones de la Unión Europea.
Ante todo, deseo agradecer, en nombre de la NPLD y en el mío propio, a las autoridades de la Región Friuli Venezia Giulia su inestimable colaboración en la organización del seminario, y esta mañana he dirigido expresamente ese agradecimiento al señor Claudio Violino, miembro del Consejo Regional de Friuli Venezia Giulia, y al señor Lorenzo Fabbro, presidente de la Agencia Regional para la Lengua Friulana. Mi agradecimiento también a William Cisilino, representante de Friuli en la NPLD, por su iniciativa y colaboración en la organización del seminario. También deseo extender ese agradecimiento a los responsables del Comité de las Regiones de la Unión Europea, por su amable acogida. Mi agradecimiento, por último, a los miembros de la Secretaría de la NPLD por su buen trabajo en la organización del seminario.
A lo largo del día de hoy nos hemos interrogado sobre el papel de las lenguas regionales o minorizadas en las economías locales de Europa. Lo hemos hecho, además, desde una perspectiva muy concreta: la perspectiva de un plurilingüismo útil para el crecimiento económico y el empleo en las diversas regiones de la Unión Europea.
Agradezco la aportación de los 13 ponentes que han compartido con nosotros sus reflexiones, y agradezco también, cómo no, la asistencia de todos los participantes. Estoy seguro de que esta jornada ha enriquecido nuestro bagaje, y ello redundará en beneficio, sin duda, de todas y cada una de nuestras lenguas, y, en consecuencia, de la diversidad lingüística en Europa. Me gusta subrayar una máxima que no falla: lo que es bueno para nuestras lenguas es bueno para la diversidad lingüística de Europa, y lo que es bueno para la diversidad lingüística de Europa es bueno para nuestras lenguas.
La Hoja de Ruta para la Diversidad Lingüística en Europa, elaborada por la NPLD en 2015, y presentada, entre otras instancias, ante el Parlamento Europeo y ante el comisario europeo de Educación, Cultura, Juventud y Deportes, señor Navracsis, propone un nuevo enfoque sobre las lenguas para la Estrategia Europa 2020.
El seminario que hemos desarrollado se enmarca, como todo el conjunto de la labor de la NPLD, en esa perspectiva. De hecho, la citada Hoja de Ruta señala, entre otras cuestiones, que, “si queremos que nuestras lenguas vayan vinculadas a la creación de una economía próspera, una sociedad cohesionada y un objetivo común, se necesitarán unas políticas lingüísticas elaboradas para fortalecer la diversidad lingüística de Europa”. Desde ese punto de partida, la Hoja de Ruta plantea que las instituciones de la Unión Europea deberían:
- “Incluir a todas las lenguas en la estrategia europea de crecimiento, competitividad y creación de empleo para las economías locales, regionales, nacionales e internacionales”.
- “Promocionar las lenguas para los diferentes tipos de movilidad: la movilidad internacional, en la que las lenguas francas y las transnacionales desempeñan un papel clave, y también la movilidad transfronteriza o regional, en la que las lenguas regionales o minoritarias representan un gran valor añadido”.
- “Promocionar el uso de las lenguas regionales o minoritarias en actividades socioeconómicas, incluido el ámbito del consumo”.
Se trata de un planteamiento no solo razonable, sino que se ha demostrado ya viable y realizable en algunos de los ámbitos político-administrativos en que desarrollamos nuestra actividad los presentes en el seminario.
No se trata de justificar el valor de las lenguas, sean estas minorizadas, minoritarias, no hegemónicas, medianas o como queramos llamarlas. Tal y como dijera Amin Maalouf, “Todo ser humano siente la necesidad de tener una lengua como parte de su identidad”. La legitimidad y el valor de las lenguas están sobradamente justificados como factor de respeto a la diferencia, a la diversidad y a los derechos individuales, y también como factor de cohesión social y convivencia armoniosa.
Pero esto no significa, de ninguna manera, que las lenguas, todas ellas, incluidas las minorizadas y no hegemónicas, carezcan de valor económico. Lo tienen, y no pequeño, y debemos reivindicarlo.
Las lenguas, también las minoritarias o minorizadas, generan miles y miles de puestos de trabajo en Europa. Y generan, además, una facturación importante, lo cual supone una contribución directa al crecimiento del PIB. Por poner un ejemplo que conozco de primera mano, y ya expuesto en su día ante la NPLD, la inversión en euskera genera, en la Comunidad Autónoma de Euskadi (una Comunidad de 2,2 millones de habitantes), más de 56.000 empleos (el 6,3 % del total) y supone una aportación al PIB del 4,2 % (2.800 millones de euros), aportación considerable si la comparamos con, por ejemplo, la que realizan importantes sectores como la educación (5,5 %), el turismo (5,8 %) o I+D+i (2,1 %).
Podemos y debemos afirmar, por tanto, que la distinción entre lenguas eficaces con valor económico y lenguas no útiles es simplemente un prejuicio, un estereotipo que no se corresponde con la realidad.
Quiero subrayar otras dos ideas clave en torno a la cuestión del valor económico de las lenguas.
La primera idea es la siguiente: la rentabilidad económica de las lenguas europeas en términos de generación de empleo e incremento del PIB no se reduce a las 24 lenguas oficiales de Europa. Se extiende a las otras lenguas europeas, al menos a esas otras lenguas que son oficiales en algún territorio de la UE y se utilizan habitual y crecientemente en la universidad, educación, administraciones públicas, actividad empresarial y mercantil, TIC, productos de consumo cultural y ocio, medios de comunicación, etc. Reducir la diversidad lingüística, que es en sí consustancial a la idea de la Unión Europea, a las 24 lenguas, supone por ello un peligroso hegemonismo a favor de unas determinadas lenguas simplemente porque hoy día tienen estatus de oficialidad plena en las instituciones europeas. Ese hegemonismo no beneficia a la generación de más actividad económica y más empleo, porque en unas sociedades plurilingües, como lo son las diferentes comunidades o sociedades de Europa, la oferta plurilingüe se adapta mejor a las necesidades y posibilidades de consumo de los diferentes mercados.
La segunda idea es que el progreso de las sociedades no solo está vinculado al incremento del PIB, sino que es proporcional al fortalecimiento de la cohesión o equilibrio social. Y en sociedades plurilingües como las nuestras, la cohesión social está directamente vinculada, no solo a un reparto lo más equitativo posible de la riqueza y al desarrollo de políticas que garanticen el acceso de la ciudadanía a la educación, la salud y los bienes culturales, sino también a una gestión democrática y sostenible de la diversidad lingüística propia de cada sociedad.
En definitiva, el valor del crecimiento económico se justifica y legitima en función de su aportación al Desarrollo Humano Sostenible.
En la perspectiva de la Estrategia Europa 2020, los conceptos de competitividad, crecimiento, movilidad, empleabilidad y creatividad resultan indispensables para contribuir a la mejora de la economía de los países de la Unión, y deben ser también entendidos como indispensables para mejorar la economía local de las comunidades lingüísticas bilingües o multilingües.
Por eso considero clave que, a la hora de abordar los vínculos entre lenguas y rendimiento económico, Europa no se limite a las lenguas hegemónicas, no solo por razones de respeto efectivo a la diversidad, sino también por razones de interés económico.
En términos políticos, ello equivale a que las instituciones europeas se doten de una política lingüística que apoye y tenga en cuenta las políticas lingüísticas propias de los territorios bilingües de la UE.
En este sentido, sería deseable que se estudiaran e introdujeran las modificaciones pertinentes en los diversos tratados europeos en vigor y en las directivas comunitarias, en orden a contemplar la actividad económica realizada en las lenguas CRSS (constitucionales, regionales y de pequeños estados) y a incidir positivamente en dicha actividad. Del mismo modo, es necesario que la UE integre dichas lenguas CRSS en su discurso sobre multilingüismo.
Entre los asistentes al seminario han estado Trento, Bretaña, Catalunya, Valencia, Islas Baleares, Navarra, la Diputación Foral de Bizkaia, Frisia, Gales, Irlanda, Finlandia, Galicia, Córcega, representantes del Parlamento Europeo y diversos representantes más, hasta llegar a cerca de 80. Esta mañana he dado la bienvenida a todos ellos en calidad de presidente del NPLD y por la tarde ha intervenido en nombre del Gobierno Vasco el Director de Investigación Lingüística y Coordinación Jorge Gimenez Bech. Bajo el título ‘El euskara y la colaboración transfronteriza’, ha hablado sobre el convenio entre el Gobierno Vasco y la Oficina Pública del Euskera de Iparralde, así como de nuestras iniciativas para la promoción del euskera dentro de la eurorregión Euskadi-Aquitania. El seminario ha finalizado hoy y mañana, por otra parte, celebraremos la reunión de Consejo Directivo del NPLD.