EL MEDALLERO

“Todos deben renunciar a obtener ventajas políticas del fin de la violencia y a la utilización partidista de la lucha contra el terrorismo”: pocas ideas habrán sido tan repetidas en la política vasca de los últimos 25 años. Pero no es lo mismo predicar que dar trigo. Basta observar los intentos de colgarse la medalla al mérito del fin del terrorismo que vienen protagonizando Patxi López y los socialistas en los últimos meses. Atribuirse casi en exclusiva el adiós de ETA a las armas provoca estupor. Ha sido una suma de factores de orden político, policial, legislativo y judicial la que ha logrado que ETA ponga fin a la violencia, pero la eficacia de esos factores ha sido directamente proporcional al rechazo creciente de la sociedad vasca al terrorismo y a la estrategia p-m de la izquierda abertzale.

La sociedad vasca ha necesitado tiempo para oponerse de manera concluyente a la violencia y a cualquier estrategia contaminada por la misma, pero lo ha hecho, y precisamente porque lo ha hecho de manera abrumadoramente mayoritaria ha conseguido que ETA y su mundo desistan del terrorismo. Los socialistas, es cierto, han contribuido de manera decidida y sacrificada a esa victoria, pero solo desde la impudicia pueden pretender arrogársela, porque han sido muchos –todos necesarios– los agentes políticos, sociales y ciudadanos que han obligado al mundo de la violencia a poner fin a su empecinamiento en el error del horror. Como dijo Zapatero, “el mérito de la paz es de los vascos”.

López, sin embargo, reclama para sí el papel protagonista en el fin de la violencia, incurriendo en una torpeza que denota debilidad.

Aún queda por conseguir la disolución de ETA, y queda por construir una paz duradera y justa, tareas que requieren grandes dosis de acuerdo y actitudes leales alejadas de obscenos medalleros. Lo decía hace un año una conocida víctima del terrorismo: “Es necesario mantener el consenso, que ningún Gobierno se quiera apuntar el tanto de acabar con el terrorismo ni se utilice a las víctimas, como ha ocurrido en el pasado, sobre todo en tiempos electorales”.

Pero no son los socialistas los únicos empeñados en inscribir su nombre en el medallero. Laura Mintegi afirma: “La izquierda abertzale es la que más ha hecho para el fin de ETA”. La candidata sigue el guión marcado por Otegi: “La lucha armada de ETA ha desaparecido como consecuencia única y exclusivamente de la decisión de las bases de Batasuna de apostar única y exclusivamente por las vías democráticas”.

De tales palabras pretendidamente autolaudatorias en realidad se deduce la responsabilidad de Batasuna en la persistencia de la violencia de ETA, porque de ellas se infiere que pudo evitarla obligando a ETA a desistir, ahorrando tanto sufrimiento inútil e injusto, pero no lo hizo. Y ahora pretenden que la sociedad vasca se convenza de que les debe la paz a ellos, que han practicado la estrategia combinada hasta que han decidido, sin autocrítica, que las vías políticas son más eficaces. ¡Ver para creer!

Grupo Noticias: 2012-10-11

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